miércoles, 11 de enero de 2012

Lex Secunda (ley de Gigax-Madoff). Pars Prima.

“La moneda de oro por la que venderías a tu madre el viernes, te pagará una cerveza el domingo”.


Como no hay blog serio que, en éstos tiempos malditos, no hable de economía, voy a dar un paso al frente con el firme propósito de estrellarme. Que, bien mirado, no puedo pegármela más gorda que la que nos pegan  los economistas de verdad, visto lo visto y a dónde nos están llevando.

La “ReVflacción” es probablemente, el síntoma económico más visible de un rol en vivo. Pertrechados de monedas de oro, de cobre o de créditos estelares, los jugadores hacen acopio de bienes materiales en las primeras horas de la partida... sólo para dilapidarlos alegremente a medida que se ve próximo el bocinazo final.

Porque, seamos sinceros: en un entorno de monstruos innombrables, revoluciones sangrientas y oscuros poderes que acechan en el abismo, con el Fín del Mundo y de la partida a las puertas ¿a quién le importan un carajo las facturas pendientes?

Hace unos cuántos meses, gracias a ése gentil desvelo que Facebook derrocha con sus resignados usuarios, resultó borrada la encuesta que mantenía la página Rol en vivo acerca de los “ingredientes” preferidos en un ReV. No obstante, y hablando de memoria, los varios centenares de respuestas (a veces pienso que hay más jugadores de ReV en las redes sociales que en las partidas de verdad) se desglosaban como sigue:

Una mayoría, repartida casi a partes iguales entre la interpretación pura (mentirosillos), las tramas de investigación y el combate.

Unas minorías bastante apreciables que declaraban su adhesión a la diplomacia, la confección de disfraces y (ejem) las cogorzas de noche y madrugada revera.

Y la nada; el vacío interestelar en el que nadie puede oír tus gritos para el apartado de tramas económicas.

De hecho, hasta “la mostaza” obtuvo mayores sufragios. Concretamente, cuatro.

Y sin embargo, casi todas las organizaciones de ReVs –o, cuando menos, de ReVs con continuidad- mantienen algún tipo de sistema económico en “funcionamiento”. Quizá por aquello de que el rol es “una representación de la realidad” (aunque sea una realidad ficticia) y no hay realidad más real que la de que el dinero no da la felicidad, pero sirve para comprarla.

Con todo, está claro que algo falla. Y como uno de los despropósitos declarados de éstas líneas es aportar la voz de la experiencia (generalmente en forma de errores vividos que, a diferencia de en los juegos de rol, es lo que más experiencia da en la vida real) voy a intentar reportar algunas prácticas habituales o experimentales que he conocido en materia económica. Intra-ReV, por supuesto. Que los euritos que nos cuesta nuestra afición y el modo en que se emplean ya son harina de otro costal.

Y si empezamos por el principio -que no parece mal punto de comienzo- tocaría hablar de la economía más simple, básica y también más representada en el rol en vivo: la economía de cazadores-recolectores, también conocida como “recogida campestre de tarjetitas de colores”.

Para quien no lo conozca (que supongo que hasta aquí llegarán a veces jugadores con experiencia previa exclusiva en ReVs urbanos, o incluso vírgenes en esto del rol en vivo) la cosa consiste en pasear gozosamente por el campo, en plan Caperucita ninja, mientras se recogen unas tarjetas previamente espolvoreadas por la organización que representan multitud de recursos: hierbas medicinales, caza menor y mayor, yacimientos de metales o gemas, setas psicotrópicas o forraje floral para elfos; según corresponda.

Para añadir más complejidad, es habitual que tales cartones tengan unos pesos asociados, de forma que el recolector tenga un límite al número de troncos, rinocerontes o pedruscos metalíferos que puede llegar a transportar en los bolsillos, así como que sólo quienes tengan la habilidad asociada (herboristería, minería, etc.) puedan “ver” el recurso frente al que pasean.

Bien: hay que decir (a riesgo de que algún veterano abandone aquí mismo la lectura del blog) que el tema tiene sus ventajas:

- Descongestiona las áreas centrales del ReV -taberna y núcleos políticos, mayormente- extendiendo la zona de juego a los alrededores del campo campestre.

- Favorece los pequeños encuentros, escarceos y emboscadas. Tanto inter-grupos como intra-grupo (ya sabes: si un amigo te apuñala por la espalda, desconfía de su amistad).

- Facilita el diálogo y la interacción “a solas” entre personajes. Como ejemplo muy directo, en un ReV del que tengo grato recuerdo, mi personaje ligó con la que sería su pareja de siguientes ediciones precisamente “paseando” en busca de recursos.

Nota importante (sobre todo si lee esto mi santa): ligó el personaje; no el jugador. Aunque hubiera quien tardase un par de años en percatarse del “matiz”.

Desde luego, son ventajas importantes. Y, no obstante, la recogida de tarjetas es ya un recurso casi arqueológico en la historia del rol en vivo, del que echará pestes la gran mayoría de los jugadores veteranos.

¿Por qué?

En primer lugar –por obviedad, que no por importancia- porque es terreno abonado para algunas las trampas más evidentes y cabreantes del rol en vivo, si dejamos a un lado la conocida “inmunidad a la gomaespuma”. Más de un explorador ha sido descubierto con medio bosque y una docena de minas de hierro en el talego y más de un no-recolector ha sido detectado señalándole a un compañero, cual perro de caza,  la tarjeta del ignoto recurso que ni siquiera podía “ver”.

Con todo, mal andaríamos si implantar o no implantar un elemento de juego dependiera de la actuación de los tramposos. Para éstos, es mucho mejor el método de eliminación física (del jugador: no del personaje) y la inhumación en zanja colectiva. Que, total, la mala fama ya nos la llevamos de todos modos.

No: el problema principal del tarjeteo es, mas bien, el alto grado de abstracción que exige, que lo separa del deseado principio del rol en vivo “lo que ves es lo que hay”.

Y es que cuando Dora la exploradora encuentra, tras ardua búsqueda, la hierba medicinal de la releche, la cosa tiene un pase; pero ¿qué sentido tiene apartar brazadas de ramaje mientras se grita “no hay manera de encontrar leña en éste bosque” o “que alguien llame al leñador ese que sabía distinguir un tronco”?  o ¿qué cara se te queda mientras abates, a puro hachazo estático, un ciervo o un rebeco?

Así pues, dejaremos la recolección de tarjetas en el honorable lugar histórico que le corresponde, salvando quizá la búsqueda de algún recurso puntual y, a ser posible, mejor representado por elementos naturales o “atrezzados”.

Y como llevo ya más de mil palabras, que dicen por ahí que es mucho para una única entrada, dejaré ya aquí por hoy el tema. No sin antes desearos un felíz año nuevo revero y con el compromiso de hablar en el futuro cercano de nuevos y fascinantes temas económicos, cual son la masa monetaria, las economías agrícolas y pastoriles y, cómo no, el gasto, que probablemente sea la madre de todos los corderos.

Benedicat vobis omnipotens Cthulhu.

9 comentarios:

  1. En un artículo de este libro de la Knutepunkt (a partir de la página 189) tratan sobre las economías internas de los ReVs y por qué no funcionan: http://knutepunkt.laiv.org/dissectionlarp.pdf

    "Lo que ves es lo que hay" es un buen principio del que no conviene distanciarse mucho. La recolección se puede seguir haciendo, la idea es que se haga en otra escala y de verdad.

    Por ejemplo, es aberrante que alguien se muera de hambre o de frío por no comer un día o no tener un pedazo de leña, a no ser que previamente se establezca que está ya pasando un hambre o frío atroces. Esta clase de cosas no se mantienen, ni en nombre de la abstracción ni nada.

    Pero se pueden colocar flores concretas en un lugar, o cristales simulando gemas perdidas e incluso objetos enterrados o semienterrados. en ese caso, por supuesto, hay que descartar "habilidades de recolección". Lo que físicamente está, se puede tomar.

    El truco para que lo hagan unos personajes y no otros es simple información. Si yo sé que algo tiene esta forma determinada y sirve para una utilidad concreta y no me interesa que sea de dominio común, no lo divulgo. Así lo buscaremos sólo quienes poseamos esa información.

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    1. Bueno: perdón a todos, en primer lugar, por tardar tanto en responder. Pero en mi casa ha durado mucho la resaca navideña :)

      Gracias por el enlace, Enrod. Lo leeré con interés ántes de redactar las siguientes entregas. Aunque, ya de un primer vistazo, creo que tiene bastantes puntos en común con lo que quería decir.

      Y sí: morirse por no haber encontrado un leño en el bosque genera bastante frustración. He visto casos concretos, aunque a mí no me haya tocado.

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  2. Las tarjetas realmente terminaban siendo un engorro y había todo tipo de historias a cada cuál más legendaria por las trampas que hacía el personal.

    Yo personalmente huyo de las tramas económicas tanto como me lo permita el REV y, de hecho, si puedo obviarlas es lo primero que hago. Realmente aportan poco, aunque pueden ayudar, pero a veces se han utilizado dichas tramas porque el REV "no daba más de sí" y había que tener a los jugadores "entretenidos" (sic) hasta que empezasen las tramas importantes (o, peor, el monstering).

    Saludetes,

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    1. Desde luego, y aunque he comentado algunos (pocos) efectos positivos de la recolección "entretener a los jugadores hasta que empiecen las yoyas" no es un buen comienzo. Para nada.

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  3. Nosotros hemos dejado bastante de lado el tema de las tarjetitas, más que nada por la inmensa cronofagía masteril que supone para luego el relativo poco juego que da, al menos con los recursos "básicos" (agua, oro, madera...). Los recursos tipo hierba para los herboristas y demás más o menos funciona bien.
    Es verdad que la economía suele funcionar muy mal en un rev porque los organizadores no se dan cuenta que cada partida es un microcosmos cerrado, aunque no lo sea por la ambientación. Sin embargo, en uno de nuestros ultimos revs conseguimos resultados muy aceptables, que comento en mi blog: http://elcuervodelmaster.blogspot.com/2011/10/masterev-la-economia-en-los-rev.html

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    1. Lo había leído, Stormcrow. Y pensaba comentarlo en posteriores capítulos :)

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  4. Todo eso también lo marca la propia ambientación y el foco que se le quiera dar a ese evento de rol en vivo, habrá veces que no tenga sentido meter recolección y otras veces se puede representar la escasez de recursos de otra forma... El recrear un recurso u otro, es cuestión de imaginación y dedicación. Y si se quiere plantear un reto de dificultad solo para los que son expertos recolectores a prueba de tramposos, se les puede decir la localización ("este tipo de plantas solo crecen en las cumbres de las montañas" o "a las orillas del río"), que solo saben ellos.. representándolas con plantas artificiales en medio de un matojo de verdad, por ejemplo.

    Luego, otra forma que nos funcionó muy bien en un evento fue "el elegante fundido en negro". Por ejemplo para la caza, algo mas difícil de representar que la recolección de cosas que se ven, o la minería.. Los personajes que se van a cazar o a la mina interpretan como se van a hacer sus que haceres y se convierten en pnjs temporales al servicio de la organización :P

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    1. A mí los fundidos en negro no me gustan demasiado. ¿En qué posición queda el pobrecito espía, o el asesino que habría aprovechado esa situación para hacer su "trabajo" fuera de miradas indiscretas?

      Por lo demás, he visto demasiadas veces (que no digo que sea vuestro caso) cómo una organización impulsaba esos u otros fundidos en negro sólo para hacerse con una remesa de "monstering tocapelotas". Aunque, de éso, ya hablaremos largo y tendido otro día.

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  5. Bueno, según como se haga el fundido en negro y cómo se ejecute, pero no era coger y desaparecer "cuando te da la gana". Para representar un fundido en negro como ese, no lo recuerdo, pero había un tiempo mínimo que tenían que andar con lo cual, si el espía o asesino no ha hecho de las suyas hasta determinado punto, pues ha perdido el rastro..

    Hace años que no lo usamos, pero fue una cosa que funcionó bastante bien.

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